Tras el verano, llega el otoño y con él, las lluvias. Por este motivo, hay que aumentar las precauciones en la carretera ya que conducir sobre mojado resta visibilidad al volante, genera menor adherencia y también más espacio para frenar, surgiendo así el riesgo del temido aquaplaning, que es uno de los principales efectos de la lluvia sobre la circulación.
Conducir sobre mojado empeora las condiciones de tu automóvil si llevas el parabrisas sucio por las salpicaduras de agua, barro y grasa pues, al poner en funcionamiento las escobillas, puede formarse una capa sucia que impedirá la visibilidad. Por ello, es importante tomar precauciones para que no se empañen los cristales y no quedarse drásticamente sin visión del exterior.
Cuanto mayor sea el agua acumulada en el firme, las distancias de frenado se alargarán. Además, las lluvias torrenciales pueden formar “bañeras” en la carretera y, por tanto, el coche puede hacer aquaplaning. Asimismo, al circular por zonas con balsas de agua, la humedad podría afectar a las pastillas de los frenos y a su eficacia.
¿Cuál es la mejor forma de actuar para prevenir estos riesgos?
Para mejorar la visibilidad, es de vital importancia seguir las siguientes pautas:
- Antes de arrancar, limpia todos los elementos del coche que te permiten ver (parabrisas, espejos y faros) y ser visto (intermitentes y el sistema de alumbrado).
- Enciende el alumbrado de carretera para hacer más visible a los demás, incluso el de antiniebla trasero si la lluvia es muy intensa y los coches levantan una cortina densa de agua
- Aumenta la distancia de seguridad y evita así las salpicaduras
- Activa el limpiaparabrisas con abundante líquido
- Para evitar el empañamiento, activa toda la potencia del climatizador o del aire acondicionado y dirija el chorro hacia los cristales, siendo una bayeta un buen complemento.
Si se diera el caso de verse obligado a frenar y tu coche no dispone de ABS, procura hacerlo en línea recta y suelta los frenos antes de empezar a girar el volante. En caso de producirse aquaplaning, sujeta firmemente el volante sin hacer movimientos bruscos y sin frenar y levanta suavemente el pie del acelerador. Para adaptarse a la pérdida de adherencia, basta con aumentar la distancia de seguridad y reducir la velocidad, especialmente en zonas de curvas.
Recuerda que lo importante es llegar al destino sin importar lo que tardes, por lo que es recomendable tener muy en cuenta estas medidas de seguridad. 😉
